Así se titula un artículo publicado en el último número de Pasos. Revista de Turismo y Patrimonio Cultural que edita la Universidad de La Laguna en Tenerife. Los autores, tres profesores gallegos, han realizado un estudio que demuestra que la calidad se ha convertido en una de las variables claves de la competitividad de una empresa turística. Su trabajo se estructura en cuatro partes: un primer análisis sobre ciertos aspectos del Turismo Industrial; el estudio de la importancia de la Marca Q de Calidad Turística; y la descripción de la investigación empírica que han realizado para el estudio. Todo ello les ha permitido, finalmente, determinar los factores claves sobre la implantación de esta Marca de Calidad en las empresas españolas certificadas.
El estudio -realizado por Silvia Portela, Manuel Martínez y Eduardo Guillén, de la Universidad de A Coruña- se ha elaborado sobre 23 bodegas certificadas con la Q de Calidad Turística por haber cumplido la norma UNE 302001:2012 pertenecientes a cuatro comunidades autónomas distintas y en las siguientes provincias: de Pontevedra (Terras Gauda, Palacio de Fefiñanes, Marqués de Vizhoja, Coto Redondo-Señoría de Rubiós, Adega Eidos, Mártín Códax, Don Olegario, Zárate y Pazo de Señorans; de Ourense (Adega Cooperativa do Ribeiro y Cooperativa San Roque); de Valladolid (Abadía Retuerta, Protos, Erminia); de Zamora (Estancia de Piedra); de Álava (Ysios); y, por último, otras bodegas de La Rioja (Beronia, Campo Viejo, Cune, Martínez Lacuesta, Pedro Benito Urbina y Vivanco).
Entre los principales resultados del estudio cabe destacar que el 44% de los encuestados reconoce que la imagen de la empresa ha mejorado bastante con la certificación Q, y un 30% afirma que también lo ha hecho la diferenciación con la competencia. En cuanto a la prestación del servicio, un 52% dice que ha mejorado bastante y un 65% cree que lo que ha mejorado bastante es el servicio de atención al cliente. Respecto a la mejora de la gestión, un 39% considera que ha mejorado bastante la eficacia de las tareas cotidianas de la empresa y un 43% cree que lo que ha mejorado ha sido la detección de problemas internos y las áreas de mejora. Para un 26% ha mejorado un poco la cuota de mercado mientras que para un 40% lo que ha mejorado un poco son os beneficios empresariales.
Una de las principales conclusión del estudio es que las visitas a bodegas, museos, catas, maridajes, explotaciones agropecuarias y otras actividades de Turismo Industrial se están consolidando como un factor multiplicador de los ingresos, tanto como canal de venta y promoción complementario al convencional o como alternativa independiente y poderosa para la diversificación del negocio, fuente directa de ingresos y fortalecimientos de marca.
Resulta fundamental, acaba el estudio, ser consciente y consecuente sobre los efectos e impresiones que la experiencia turística causa en el visitante, repercuten directa y potentemente en la imagen que éste se formará acerca del producto elaborado, influyendo positiva o negativamente en su predisposición a consumir y recomendar el producto y la marca.
Se puede consultar el artículo completo en el siguiente enlace donde se encuentra en formato pdf junto a información sobre los autores:
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